Ya hace un año que comenzó la aventura. Lo
más natural ante cualquier pregunta previa antes de partir era encogerse de
hombros. Nadie sabe todavía cómo va a salir esto. Cargamos el coche y marchamos
hacia el futuro. Todo cambió. Los
lugares y las historias que contar ya no son los mismos. Hubo un mundo fuera de
la política de una pequeña comarca al norte de Córdoba y la Agricultura.
Ahora otros temas ocupan la agenda. Hay
entrevistas, reportajes, crónicas… Ante la grabadora han pasado pintores,
cantantes, bailarines, actores, directores de cine, personajes de alta
sociedad, empresarios o personas comunes, que suelen ser las historias más
sorprendentes. Hay más cultura, sociedad, lugares que retratar y experiencias
que describir. Ha cambiado el qué, el quién y el dónde, pero sigue intacto el
cómo y el por qué.
No hay mucha distancia en la forma de
relatar. Sigue habiendo una libreta llena de papeles, tachones y apuntes. Persiste
el bolígrafo medio gastado, siempre azul o negro. Sigue habiendo calzado cómodo
para caminar con los ojos bien abiertos. Una cámara, que pasó de la difunta Canon a
la nueva Nikon. Siguen estando las ganas de saber qué pasa. La ilusión al
conocer nuevas historias. El mal humor cuando las líneas no se hilvanan.
Persiste la eterna costumbre de preguntar y preguntar. No decae la sonrisa en
los peores días y la indignación ante ciertas historias. Sigo yendo a mirar y
resistiéndome a hacer las cosas por teléfono.
Pocos han sido los cambios en la forma de
hacer las cosas. La principal diferencia es el tiempo que se dedica a cada
historia. Recibo menos llamadas de políticos acostumbrados a controlar el
cortijo –a partir de ahora habrá aluvión por hablar–. No me enfado ante casi
nada porque no aporta valor a lo que hago y, sobre todo, sé que una negativa a
tiempo es una victoria.
Sigo haciendo todo esto porque me gusta,
porque es lo que sé hacer y porque me divierto. Sigue habiendo los chutes de
adrenalina, necesarios para los adictos. No falta la pasión y las ganas de
aprender, por eso sigo estudiando y desarrollando un doctorado que algún día
será una realidad. Un reto que fue determinante para el cambio de aires.
Llegará un pequeño terremoto pronto y habrá una nueva dimensión. Va un año de
aventura y no sé cuántos más quedarán, pero ya podemos apagar la primera vela
en este nuevo destino donde seguimos para contar lo que pasa.